Desde entonces no han dejado de alimentar leyendas y supersticiones debido seguramente a su curiosa forma y peculiar comportamiento biológico.
Los griegos atribuyeron a una pareja de hipocampos el encargo de tirar del carro de Poseidón, deidad de las aguas, hecho que los romanos trasladarían a su mitología en la figura de Neptuno.
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